¿Y tú de qué eres? ¿De libro digital o de libro clásico?

La digitalización ha marcado un antes y un después en la industria del entretenimiento. No obstante, a pesar de que el desarrollo tecnológico sin precedentes que hemos experimentado en los últimos años ha derivado en la aparición de nuevos formatos en el ámbito multimedia, las alternativas clásicas continúan invictas entre las nuevas generaciones. La literatura es un ejemplo de ello. No obstante, a pesar de que los libros constituyen uno de los pilares fundamentales de la cultura, es innegable que también han sufrido los efectos de la tecnologización. Los eBooks o libros electrónicos son la materialización de su integración en la nueva era. No obstante, aún siguen generando cierto debate: ¿Son una buena alternativa al libro clásico? ¿Tú qué opinas? A continuación, compartimos contigo las ventajas de ambas alternativas. ¡Toma nota!

 

 

Ventajas de los libros físicos

 

El encanto de la experiencia clásica

 

No son pocos los que se decantan por los libros físicos movidos por el efecto reconfortante que genera la textura de las páginas, el diseño impreso o, incluso, su olor. Los más idealistas siguen anclados al libro físico y navegar entre sus páginas constituye todo un ritual. Es innegable que este tipo de sensaciones se pierden en los formatos digitales y para muchos, se trata de algo determinante.

 

No existen limitaciones de uso

 

A diferencia de lo que ocurre con los libros electrónicos, los formatos tradicionales no cuentan con un nivel de batería limitado, por lo que las sesiones de lectura no quedan condicionadas ni requieren del uso de cables o cargadores que, en cierto sentido, pueden tornar la experiencia más incómoda.

 

Comodidad

 

Localizar información puede ser relativamente más sencillo cuando se trata de manipular un libro físico. Además, al no tratarse de una pantalla retroiluminada, los ojos no se ven tan expuestos y tienden a cansarse menos.

 

Ventajas de los libros electrónicos

 

Cuentan con una pantalla retroiluminada

 

Aunque como hemos mencionado en el epígrafe anterior su uso exagerado puede generar fatiga visual, el hecho de que cuenten con un sistema de iluminación integrado los convierte en un objeto más práctico en todo tipo de situaciones. Estar en un entorno limitado por la escasez de luz no tiene por qué suponer renunciar a una sesión de lectura como ocurre en el caso de las soluciones convencionales. Gracias a ello la experiencia de lectura se convierte en un recurso más accesible, independientemente de cuáles sean las circunstancias.

 

Una experiencia más personalizada

 

Un libro electrónico ofrece la posibilidad de adaptar el formato del texto (modificando su tamaño o incluso su fuente) a las preferencias de cada lector. Además, también permiten agregar anotaciones o subrayar lo cual puede ayudar a enriquecer el proceso de lectura.

 

Mayor facilidad para gestionar información

 

Al tratarse de un dispositivo electrónico y poder conectarse a Internet, permiten buscar información complementaria (por ejemplo, definiciones de conceptos que no lleguen a comprenderse del todo) a partir de un simple clic. Gracias a ello, el ritmo de lectura puede incrementarse porque se basa en procedimientos instantáneos.

 

Cuentan con una gran capacidad de almacenamiento

 

La mayoría de libros electrónicos están preparados para almacenar en su memoria interna una gran cantidad de títulos y obras. Además, muchos de ellos permiten agregar dispositivos de almacenamiento complementarios. Gracias a ello, es posible contar con una amplia librería al alcance de nuestra mano sin ocupar espacio físico.

 

Ofrecen oportunidades de ahorro

 

Desde el punto de vista económico permiten reducir costes porque su proceso de producción no requiere de la fase de impresión y, además, se elimina la fase de distribución física con el margen de ahorro que ello representa. En consecuencia su precio de venta es drásticamente más reducido y, por lo tanto, puede adquirirse un mayor número de obras sin necesidad de invertir demasiado.

 

Flexibilidad

Utilizar de forma habitual un libro electrónico garantiza sesiones de lectura en prácticamente cualquier lugar. Su reducido peso y su portabilidad lo convierten en una solución práctica y disfrutable en toda clase de contextos.

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